sábado, 1 de junio de 2013

¿Por qué somos de la Unión?

Por mucho que digan los colchoneros no es tan difícil ser del Atleti. En los últimos años han ganado 4 títulos europeos y una copa, además siempre están arriba en liga y ganan más que pierden.
Lo difícil es ser de un equipo que no es apoyado ni en tu ciudad. Recuerdo en el instituto llevar una foto de la UDS en la carpeta y gente riéndose de mí. Curiosamente esos mismos estaban en la plaza mayor dos años después celebrando un ascenso a primera con una bandera.
Y la de veces que he escuchado la típica pregunta "¿cómo vas a ver a esos mataos?" cosa que nunca me han dicho personas de otras ciudades que más bien admiraban mi afición por la cosa unionista.
Otra frase escuchada hasta la saciedad era la mítica "al Salamanca no le interesa subir", pronunciada día tras día en bares y calles por gente que ha ido al Helmántico pocas veces (en primera o cuando regalaban entradas). Así no extraña que el invento de un nuevo engendro tenga tanto supuesto apoyo.
También es difícil ser unionista porque tienes un equipo capaz de lo mejor y de lo peor. Que quitando aquellos gloriosos 70 (etapa que muchos no vivimos) nunca ha estado consolidado en primera división. Siempre ha estado pululando con mayor o menor fortuna por los barrios modestos del fútbol patrio, a veces siendo cabeza y otras cola de ratón y últimamente no llega ni a cabeza de hámster.
Perder contra el Madrid o el Barça entraba en el cuaderno de bitácora de la UDS cuando estaba en primera, pero hacerlo con estrépito contra el San Sebastián de los Reyes como esta temporada es un agravio histórico. Aún así la genuina afición blanquinegra pese a no ser legión se mantiene firme a unos ideales y a un escudo que trascienden futbolistas, entrenadores y dirigentes.
En el Helmántico se pasan penurias, deportivas y climatológicas, pero los goles saben a gloria casi como los bocadillos del descanso en las noches de miércoles. Las emociones que emana el Helmántico son contagiosas y gran parte de las aficiones rivales hacen amistad con la nuestra.
Nunca se me olvidará la afición de la U.D Las Palmas y su pancarta "Solución para la Unión" que fue aplaudida por todo el coliseo charro, pero menos aún aquellos gritos de ¡¡Hala Unión!! por parte de la afición bética mientras nuestro Miguel García yacía en el suelo con el corazón parado. Sólo por esas emociones correspondidas de verdad y nobleza merece la pena ser de la Unión.

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